Esta esperanza no es para el futuro, sino para el presente. Estar despiertos nos ayudará a caminar hacia la plenitud. Quizá estamos más despiertos para todo lo terreno, lo material. Para descubrir a Dios aún seguimos dormidos.
El adviento nos ayuda a ver con claridad el sentido de nuestra existencia, y para ello, todo tiempo es adecuado, somos nosotros los que tenemos que ponernos en esa tarea. Dios se nos da en todo momento y está viniendo en todo momento, sólo si estamos despiertos nos daremos cuenta de su presencia. Él es nuestra esencia y está esperando ser descubierto.