Él ha resucitado, ¡Aleluya!

La Pascua es un tiempo para celebrar la resurrección de Jesucristo, quien murió y se levantó nuevamente para traer una nueva vida a la humanidad. Nos inspira también las palabras del Papa Francisco durante la pascua “La gracia de Dios nos limpia de nuestros pecados por medio de Cristo. Cada vez que los católicos reciben la eucaristía, se unen con los sirvientes de Cristo en obediencia a su mandamiento de amor, tal como él lo hizo”.

Mientras celebramos la Pascua en 2020, vemos finalmente al mundo unido. En medio de la pérdida, y el sufrimiento algo increíble está sucediendo. Estamos notando los lazos de la familia humana. Mientras vivimos en aislamiento nos hemos convertido en uno. Este año es totalmente diferente y nuestra celebración del misterio pascual es diferente, más inspiradora y creíble.

En la historia del Jueves Santo, dos eventos son muy importantes para nosotros: el lavado de pies y la última cena. Como creyentes, el lavado de pies es el símbolo de humildad. Comenzamos nuestra celebración lavándonos los pies los unos a los otros en la comunidad y con una liturgia significativa de perdón y amor. Por su parte, en la última cena Jesús comparte su amor con sus discípulos al partir el pan como símbolo de amor y unidad. Para nosotros fue una alegría interior preparar y compartir la comida con nuestras hermanas y hermanos sin hogar, quienes se encuentran casi abandonados durante esta pandemia. Las caras sonrientes de nuestros hermanos marginalizados nos trajeron alegría y felicidad. Por la tarde, tuvimos una misa online.

El Viernes Santo nos recuerda como Jesús “Transformó la más grande inequidad en el amor más grande” con su sacrificio de vida en la cruz. Por medio del sufrimiento de Jesús estamos salvos de pecados. Como familia en Cristo reflexionamos “Las siete últimas palabras de Jesús”. Esta reflexión no está en ningún libro o sitio en internet, sino en compartir nuestras propias experiencias de vida personales, las que nos hacen acercarnos los unos a los otros. En la tarde tuvimos la “Veneración de la cruz” de forma online.

En la vigilia de Pascua de la noche santa renovamos nuevamente nuestras promesas bautismales a través del agua y la luz. El agua es el símbolo que nos permite limpiar nuestros pecados y la luz es el símbolo de lo novedad. Celebramos la misa de vigilia pascual de forma online. Agradecemos a nuestro obispo Honesto de la diócesis de Cubao.

El domingo de Pascua es el día de la resurrección de Jesucristo, quien se levantó de la muerte. En este día nos mantuvimos alejadas como nuestro día de sororidad. Es un día muy memorable para nosotras. En las horas de la mañana hicimos un tour a Myanmar, Vietnam, Timor Oriental, Filipinas e India compartiendo nuestras culturas, nuestras ciudades natales y nuestros seres más queridos. Fue una experiencia muy enriquecedora para conocer y comprendernos las unas a las otras más profundamente. En la tarde, tuvimos una preparación de comida internacional y bailes culturales. Fuimos animadas e iluminadas por la palabra de la hermana Fatima Pui, quien nos entregó un mensaje inspiracional. También fuimos privilegiadas y pudimos hacer una video llamada a nuestra madre general, la hermana Raquel Gill a quien extendimos nuestro saludo.

Estamos muy agradecidas de nuestros formadores, quienes nos permitieron esta experiencia en un año tan diferente. Asimismo, damos las gracias a este tiempo de pandemia, ya que hizo estar más unidas, amadas y creativas.

Preparada por Dionisia, Madalena y Sara.

Noviciado asiático continental Nueva Manila, Filipinas.

Compartir esta publicacion