Pastor Modelo
La Buena Noticia Juan 10,1-10
La comparación de Jesús nos recuerda a las familias que, en su tiempo, tenían cinco o seis ovejas. Cada familia llevaba a pastar sus ovejas, y en la noche, todos lo guardaban en un mismo redil. Este era de piedra con una entrada muy estrecha para poder contarlas a la entrada y salida. El redil no tenía puerta, sino que un guardia hacía de puerta y las cuidaba durante la noche.
Por la mañana cada propietario sacaba a sus ovejas. Lo hacía con un silbido que las ovejas conocían muy bien, cuando oían a su dueño las ovejas salían.
Jesús se identifica con este pastor dueño, que cuida a las ovejas como algo personal, conoce a sus ovejas, las llama a cada una por su nombre. Jesús se pone de puerta para que el que entre por ella no pase hambre ni sed. Las ovejas atienden a su voz porque son suyas y le siguen.
Llevábamos mucho tiempo escuchando tantas voces, tantos ruidos que nos tenían anestesiados, no podíamos digerir lo que vivíamos cada día, estábamos todo el tiempo hablando, vivíamos desde la superficie, moviéndonos sin parar hasta alcanzar el estrés, la frustración y la ansiedad.
Hasta que llegó el coronavirus y nos ha obligado a replegarnos, a quedarnos en casa, a silenciar el planeta y nuestra mente. A preguntarnos por el sentido de la vida e invocar al amor de Dios que es el único que nos cuida de manera incondicional. Esto nos está ayudando a ver la vida de manera diferente a escanear nuestras mente y corazón y empezar un nuevo estilo de vida, priorizando lo más esencial, la persona.
Dios nos está llamando y tiene una oferta de liberación, pero sólo podemos escucharle en el silencio, cuando vencemos el miedo de encontrarnos con nosotros mismos y con Él.
¿Estoy dispuesto a acallar mi mente para en el silencio escuchar la voz de Dios que me llama?