Experiencia Misionera en Barañain, Pamplona
- Hnasmdro
- mayo 18, 2020
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La misión para mí ha sido, es y seguirá siendo una experiencia inolvidable e irrepetible. Es una sensación de felicidad y plenitud que no se puede comparar con ninguno de los lujos que tenemos en la vida diaria. La misión conlleva muchas experiencias agradables a pesar de los desafíos que también forman parte de una vida misionera. La experiencia misionera se manifiesta como novedad de vida en todas las dimensiones de la existencia personal y comunitaria. Debe ser también una salida al encuentro de las personas, las comunidades y todo el pueblo de Dios, para comunicarles y compartir con ellos la buena noticia del Evangelio, el amor y la bondad de Dios.
Llegada y Acogida. Antes de venir a España, trabajé como profesora de escuela primaria en Timor. Fue la época durante la cual estuve preparando mis documentos para obtener el visado para España, algo que no me resultó nada fácil. Había tantos protocolos que seguir, tantos papeles que rellenar que mi llegada a España se retrasaba y me planteé si merecía la pena. Fue también, una importante experiencia.
Finalmente, pude salir para España y llegué el día 12 de septiembre de 2018, hace casi dos años. Fueron tres hermanas a recibirme al aeropuerto de Madrid y me llevaron a la casa de acogida, en la calle Carlota O´Neill de Madrid. Las hermanas de esta comunidad viven con el Equipo General. Llegué a España en verano, pero no tuve mucha dificultad en adaptarme al calor, porque el clima de verano en España es parecido al de mi tierra. En Madrid, estuve una semana para prepararme y arreglar los documentos, para continuar el viaje a Barañáin. Comencé a estudiar la lengua española, en la casa, y continúo hasta ahora con las hermanas. Sinceramente, durante ese tiempo tuve muy buenas experiencias. Mi estancia y vivencia en esta comunidad, incluida la de la enfermería, me ayudaron a conocer personalmente a las hermanas, y también me ayudaron a compartir la vida comunitaria en la comunidad. De hecho, para mí no ha sido fácil aprender la lengua castellana. Cuando ya me sentía un poco más segura con el idioma, comencé a trabajar en la enfermería.
Llegué a la comunidad de Barañáin el día 19 de septiembre de 2018 y sus miembros me acogieron bien. Pero al llegar a Pamplona me encontré con otra forma de hablar español. Esto fue un choque para mí porque al principio de mi estancia en Pamplona yo no entendía mucho el acento de los pamploneses, pero poco tiempo después comencé a entenderlo y me fui acostumbrando a su forma de hablar. Fue un tiempo en el que hubo muchos momentos de aburrimiento porque no tenía ningún trabajo concreto que hacer, aunque yo colaboraba durante un cierto tiempo para acompañar las hermanas. Entonces, como no tenía muchas cosas que hacer, aproveché ese tiempo para mejorar mis conocimientos sobre la lengua española.
Mi trabajo en la enfermería: Comencé a trabajar en la enfermería el día 1 de marzo de 2019. Me acogieron bien y las hermanas me trataron muy bien. En enfermería tenemos dos turnos diarios, por la mañana y por la tarde. De hecho, estoy muy contenta con mis compañeras auxiliares, son buenas personas con un corazón abierto y sencillo. En la enfermería hay tres grupos que funcionan perfectamente. Es una enfermería bien organizada.
“En el 2017 estuve en Barañain visitando a las hermanas y me conmovió ver la realidad de tanta hermana que había gastado su vida en la misión, despertándose en mí la inquietud de poder prestar por un tiempo, un servicio a las mismas en la atención y cuidados”
“Me ofrecí porque creo que es una buena misión ayudar a las Hermanas mayores y enfermas”.
Alegrías: Barañain tiene dos comunidades: A y B y la enfermería es para las dos comunidades. Encontré gente con un corazón sincero, gente muy amable y simpática. Me da mucha alegría trabajar con ellas. Allí, estoy trabajando como auxiliar. En una comunidad viva y organizada y esto es importante porque me hace sentir acogida. Esta comunidad avanzada en la vida comunitaria es un lugar en la que cada persona se siente importante y bien acogida. Todas colaboran libremente en las actividades de la comunidad, sobre todo, en la valoración de la vida comunitaria y espiritual de las personas. Aquí, siento lo contrario al individualismo y el egoísmo que han crecido mucho en esta parte del mundo.
Cultura y Desafíos: De alguna manera, la costumbre y la cultura de la Iglesia en España es un poco distinta de la que yo conozco en Asia en especial (Indonesia y Timor Leste). Siendo conscientes de que la Iglesia universal es una y católica, no podemos olvidar el hecho de que en cada país la cultura eclesiástica tiene su peculiar forma de expresarse. La mayoría de los feligreses son gente mayor. Esta es la situación de la Iglesia en Europa. Es decir, a nivel general en la Iglesia, me parece que en Europa faltan jóvenes. Esto me da mucha pena porque ensombrece el futuro de la Iglesia en esta parte de mundo. De todas formas, no hay que quejarse mucho porque es la cultura del pueblo que se expresa así desde hace muchos años.
Los Fundadores de la congregación de las Misioneras Dominicas del Rosario, Monseñor Ramon Zubieta y Les y la Beata Ascensión Nicol Goñi dijeron a los misioneros europeos que (fueron) a América Latina: “no vayáis allá para cambiar la cultura sino id a vivir en su cultura para atraerles más de cerca al Evangelio de Cristo”. Del mismo modo, mi presencia en España como misionera, sobre todo, es para compartir el amor y la alegría del evangelio de Cristo con el pueblo de Dios, con todo el respeto que su cultura y su forma de vivir se merece, España se puede decir que es un país católico. A decir verdad, teóricamente sí, pero en el ambiente y la práctica no se siente mucho. De todas formas, hay que hacer lo que sea posible para transmitir el evangelio de Jesús al pueblo siendo conscientes de las circunstancias reales sobre el mundo religioso en España y en otras partes de Europa.
Agradecimiento
Quiero agradecer a Dios por esta oportunidad que nos ha dado.
El compartir una experiencia en dos comunidades muy necesitadas, con las hermanas enfermas.
Agradezco, también a las hermanas del Equipo General que me concedieron realizar el proyecto que yo deseaba. Doy las gracias, en especial, a las hermanas de mi Provincia (San Luis Beltrán) por la oportunidad y confianza que me brindaron para dedicarme con cariño en esta tarea misionera, de dar y recibir, afirmando la vida, con un futuro confiado en El y todo lo que Dios me regala cada día.
Con mi cariño y saludos a todas las hermanas.
Natalia Fouk Marek