MISIONERAS DOMINICAS DEL ROSARIO – NICARAGUA Viviendo desde la Esperanza

Nuestros más sinceros saludos hermanas.

Desde Nicaragua queremos compartirles algunas de las vivencias que vamos viviendo las hermanas en estos últimos tiempos. Algunas lo haremos de manera escrita y otras a través de un video que también les llegará.

Estamos todas, como presencia de la Congregación en este país, viviendo en esperanza.

Como todas sabemos, Nicaragua que vive desde el 2018 bajo un sistema dictatorial, está sometido al control, al acecho, la amenaza, muerte, terror e inseguridad. De manera silenciosa y disfrazado de encuentros entre grupos vandálicos, está asistiendo la nación a una situación de muerte de personas campesinas por parte del ejército. Desde esa fecha tenemos una cantidad significativa de presos y presas políticas y de un sinnúmero de personas exiliadas, sobre todo en el país vecino de Costa Rica.

El COVID-19 ha sido un elemento más a favor del interés personal y político del partido de gobierno. En el inicio del virus el régimen se resguardó y protegió en las cuatro paredes en la casa presidencial. Ha guardado su cuarentena maquinando su plan estratégico, con el único fin de aniquilar al pueblo. Desde un inicio ocultó la existencia de la pandemia en el país, minimizando los efectos del virus. Promovió actividades que ponían en riesgo a la población, motivándola a pasear por los parques, a aglomerarse en marchas políticas, a la asistencia a fiestas y juegos de basebool en los estadios. Los centros educativos continuaron la docencia con normalidad y el estudiantado, el personal educativo y el de salud fue obligado a no usar mascarillas para “no alarmar al pueblo”, así como también ninguna institución del Estado. Prohibió que las clínicas privadas hicieran comentarios del virus y aplicaran pruebas de COVID-19. Tanto así, que mucho personal médico fue despedido por denunciar la verdadera situación. Las personas fallecidas por el virus eran enterradas en la noche y en sus actas de defunción aparecían como motivo del deceso “Neumonía atípica”, falseando la verdadera causa y obligando a las y los familiares a no hacer comentarios. Dentro de las personas contagiadas y fallecidas se encuentran médicos, abogados y abogadas, periodistas e indudablemente la gente del pueblo, prevaleciendo gente seguidora del partido de turno. Las personas servidoras públicas fueron obligadas a continuar asistiendo a sus trabajos.
Una vez reconocido a nivel estatal la existencia de la pandemia, lo que ha prevalecido es la declaración de datos falsos e incompletos, minimizando el número de personas contagiadas y fallecidas. Es por eso que la población ignora las verdaderas estadísticas. Lo que sí es evidente es que los centros de salud están colapsando.

Frutos de Esperanza:

1. La Conferencia Episcopal ha citado al pueblo a guardar la cuarentena y ha evitado las aglomeraciones, realizando las eucaristías de manera virtual. Algunos obispos comprometidos con el pueblo siguen denunciando proféticamente la situación. Sin embargo, hay diferencias de criterios, puesto que en algunas diócesis se siguen celebrando las misas y promoviendo procesiones.
2. Los médicos, orientando al pueblo, han llamado a hacer cuarentena voluntaria y han denunciado la realidad, pese a las consecuencias.
3. Una parte de la población trata de proteger la vida, en la medida de sus posibilidades.
4. Algunas empresas privadas han optado por el teletrabajo.
5. Médicos y organizaciones que están donados equipos de protección a los centros de Salud.
6. La organización nacional cívica “Alianza Azul y Blanco” con los y las jóvenes disidentes de la lucha heroica del 2018, acompañan al pueblo con campañas de protección respecto al virus y con los pocos recursos que tienen ayudan con mascarillas para los y las vendedoras ambulantes, que son los que sostienen la economía informal.

¿Cómo vivimos esta realidad como Misioneras Dominicas del Rosario?

Desde el sentido de la esperanza y, a la vez, con sentimientos encontrados; con empatía con el dolor de los y las demás y desde la escucha atenta de las personas; generando solidaridad desde los saberes, compartiendo de lo que tenemos. Pero, sin perder la visión del futuro inmediato, estudiando la realidad y participando en formaciones virtuales que han organizados desde la CLAR, la CONFER y otras entidades; retadas y con interrogantes ¿Cómo será nuestra vida y misión durante y después de la pandemia?

Sabemos y creemos que Dios camina con su Pueblo. Terminamos repitiendo la frase del salmo 91 (90):
“El me librará de la peste que destruye” … y nos envía a sanar.

Cornelia Canahuí.
Nicaragua.

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