María de Magdala Tú que sabes de espera, de noche de sed de búsqueda de ternura de marginación, de Pascua. Tú, centinela del amado, Discípula, Compañera, Hermana, Tu, mujer del anhelo, Enciende nuestra oscuridad para reconocer las huellas de Jesús en el dolor de la humanidad, las llagas del crucificado en el sufrimiento de nuestro pueblo. María, sedienta de amor, Contágianos tu sed, tu osadía para buscar al resucitado en quien da la vida hoy. Que no nos cansemos de desterrar la noche, el sinsentido, la soledad. Que seamos consuelo y aliento para quien llora la ausencia. María, profeta de la esperanza peregrina del Nazareno. Que agudicemos el oído para reconocer nuestro nombre en la voz del Amor. Que encontremos al Amado en las voces de los pequeños, en los heridos, en los descartados. María, misionera, Empújanos a anunciar al Verbo que encendió tu vida. María, líder de comunidades partera de cristianos y cristianas. Danos tu pasión para gestar comunión, una Iglesia en la que todos nos sintamos hermanos y hermanas, compañeras de cruz y resurrección.