NOS COMPARTEN DESDE CHILE

Estamos viviendo a nivel mundial una crisis sanitaria importante, esta pandemia, que ya ha cobrado alrededor de 15 millones de vidas, cambiará nuestro modo de pararnos en el mundo. Hemos sido testigos de cómo las autoridades de cada país han enfrentado esta situación de modos distintos, y también de que hay culturas más ordenadas y cuidadosas, otras más osadas que hacen caso omiso a lo que las autoridades sanitarias han propuesto en cada nación para combatir el contagio.

Dentro de este contexto global, Chile exhibe la siguiente estadística: A nivel mundial ocupa el 8º lugar en contagios. El primer contagiado en nuestro país fue detectado el 3 de marzo de este año, cuando un médico chileno proveniente de Singapur dio positivo; han pasado 4 meses y medio y hoy son 333.090 personas que han tenido o tienen el virus, de los cuales lamentamos el fallecimiento de 8.633, hay 3.498 hospitalizados de los cuales 276 están en estado crítico, 1.469 con ventilación mecánica. Se ha realizado un total de 1.120.390 exámenes por PCR; con respecto a las residencias sanitarias, habilitadas para aquellas personas que no tienen la posibilidad de realizar su cuarentena en sus casas, se cuentan con 157 recintos de hospedajes, con un total de 10.494 cupos de los cuales se están utilizando 5.936. Se dispone de 465 respiradores artificiales.

 

Pero el virus Covid19 no es solo estadística. Esta pandemia ha golpeado fuertemente al país y ha traído consecuencias en distintos planos.

 

A nivel político, ha costado el puesto del ministro de salud debido a algunos errores cometidos (hablar de meseta y de volver a una nueva normalidad, asumiendo que se estaría controlando la situación).

 

Además, los políticos no han podido ponerse de acuerdo, el Gobierno tiene dificultades para encontrar consensos y la oposición continua con desequilibrio en la toma de decisiones con beneficios reales para el pueblo, como suele ser, priman otros intereses, como ha pasado en los últimos seis meses. En conclusión, pareciera que en general nuestros políticos están desconectados de la realidad del pueblo.

 

A nivel social, a partir de las 22 horas comienza el toque de queda (no se puede andar en la vía pública); se han prohibido los eventos masivos y han debido cerrar los negocios y servicios con gran asistencia de público; un estamento importante en este sentido es la educación, que debe realizarse desde los hogares vía internet; esto ha supuesto un gran esfuerzo, para nuestros Establecimientos Educacionales (en las tres ciudades), adaptarse a un nuevo modo de educar y además, hacer todos los esfuerzos para que todas las estudiantes tengan la posibilidad de obtener su material, ya sea por internet o impreso teniendo que asistir algún adulto al colegio a retirar. Las cuarentenas prolongadas han obligado a los ciudadanos a confinarse en sus casas, sin poder salir de ellas, sino sólo si es estrictamente necesario, esto ha provocado un cambio en la convivencia diaria familiar, hoy se tiene lo que antes se añoraba: la familia reunida en casa, pero también con grandes desafíos para muchas, que se han enfrentado cara a cara, con problemáticas ya existentes: violencia intrafamiliar y abusos. Toda familia, está desafiada a reaprender y valorar lo que significa convivir 24 hrs. por 7 días confinados.

 

La dificultad de la disminución o pérdida total de los ingresos económicos, ha hecho que algunas personas sigan saliendo a trabajar en lo que sea, con tal de llevar algo de dinero a casa, normalmente venden algún producto, situación que dificulta el control del contagio; es decir, se vive la paradoja de no poder salir de casa y por otro lado se necesita salir para trabajar y alimentar a los que esperan en casa.

 

Para ir en ayuda de las familias que más se han visto afectadas, el gobierno ha repartido una canasta familiar y ha propuesto un préstamo blando para los necesitados, y en este momento, el Parlamento está discutiendo si los trabajadores podrán acceder al retiro del 10% de sus ahorros para su jubilación, discusión áspera que ha significado cierto quiebre en la coalición de gobierno.

 

A nivel de educación, en uno de nuestros colegios, por parte del gobierno, se entrega una vez al mes, alimentos para las familias de las estudiantes más vulnerables 300 aproximadamente, lo que lleva a organizar turnos éticos con el personal para su entrega.

 

En los tres establecimientos, también se ha realizado entregas internas de cajas de alimentos para otras familias necesitadas, una vez más, comprobamos que las poblaciones de nuestras estudiantes pertenecen muchas a un sector empobrecido y que con esta realidad la proyección a futuro les será más difícil y otras sumarán a este grupo.

 

Esta realidad socioeconómica producida por la pandemia, se ve ahondada por la situación de descontento social que se vivió en el país en octubre de 2019, donde cientos de miles de personas protestaron por el sistema económico que asfixia a los más postergados; lamentablemente hubo grupos violentos que destruyeron la propiedad pública y privada, saquearon supermercados, tiendas y almacenes. Por tanto, hoy se ve doblemente afectado el sector de ventas de bienes y servicios.

 

Desde el punto de vista psicológico, hay personas afectadas por el encierro, llegando a un estrés que afecta a sus seres queridos, además de los contagios y muertes que como en todo lugar por protocolo se impide el velar y asistir a entierros, generando un difícil proceso de duelo.

 

A modo de reflexión

 

Es lo que nos ha tocado vivir, la peor pandemia en muchos años. ¿Podemos extraer alguna enseñanza? ¿Podremos tomar conciencia de algo que pueda significar un aporte en nuestras vidas?

 

Esta situación nos puede estar invitando a pensar en la velocidad con la cual vivimos, estamos en una época en que vivimos hacia afuera, corriendo; el confinamiento nos ha obligado a estar más centradas en una misma, nos ha puesto en mayor contacto con nuestro núcleo familiar y entre nosotras con la comunidad. Vivir cada momento comunitario de modo distinto. Actividades nuevas y sencillas, que hacen los días más o menos, explotando la creatividad, se valora el reír juntas, descubrir nuevos dones.

 

¿Cómo nos vamos dejando cultivar por el Señor en este tiempo? como leí en un testimonio de un adulto mayor, “si este virus me lleva antes que desaparezca, me pregunto ¿Qué huella o marca estoy dejando en esta experiencia nueva de pandemia?, … siento que todas las preguntas son válidas para todo ser humano y que hoy estamos inmersos en medio de este virus llamado COVID 19.

 

La pandemia, ha sacado lo mejor de nosotros/as como chilenos/as para ir en ayuda de los que más están sufriendo por la falta de trabajo, compartiendo lo que tenemos materialmente y también compartiendo con las personas que se encuentran solas, dando nuestro tiempo a la escucha, sobre todo a adultos mayores y cuantas más cosas. Es una situación mundial, es una coyuntura crítica, en donde quizás se reformularán, modos de vida, la manera de relacionarnos, el valor de estar con el otr@, el significado que tiene perder un familiar una hermana, amig@ sin poder despedirnos, entonces disfrutaremos más con quienes compartimos la vida, escucharemos el dolor de la gente ante la cesantía y los agradecimientos de haber salvado la vida.

 

La mirada evangélica

 

La aldea global tiene en común que está pasando por esta pandemia y nos ha enfrentado con nuestra fragilidad.

 

Respecto del origen del virus, si bien aún se está investigando, hay indicios de que el ser humano ha sido el responsable, somos capaces de realizar lo más sublime, pero también responsables de situaciones como esta, no podemos jugar a ser Dios.

 

Dios nos quiere unidos y que nos respetemos como herman@s. Hoy debemos poner de nuestra parte para superar esta situación. La expansión del virus depende en gran medida de nuestro comportamiento, debemos pensar en el otro y hacer lo que está a nuestro alcance para no contagiar ni contagiarnos; en nuestro país, son varios los casos en que se ha desobedecido las indicaciones de la autoridad sanitaria, el egoísmo de no pensar en los demás (Mt 7, 12), hace que siga propagándose el Covid19; los cristianos también recurrimos a la oración para que a través de la ciencia se encuentre el remedio para la enfermedad (Mt 7, 7 – 11).

 

Tenemos esta oportunidad para mirar el mundo con otros ojos una vez que pase la pandemia, hemos estado distanciados de seres queridos, nos hemos detenido un tanto en la vorágine del día y hemos tenido más tiempo para nosotros, hemos prescindido de cosas superfluas y hemos valorado más la vida, la misma que tenemos que vivir más plenamente, poniendo nuestras energías para construir un mundo mejor y tomando conciencia de que dependemos los unos de otros (Gn 4, 9).

 

¿Podré tener la misma mirada, actitud, ante la vida, los demás y ante Dios después de esta pandemia?

Hna. Meivol Rodríguez

Comunidad de Estación Central, Santiago de Chile.

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