EL PECADO DEL HERMANO

La Buena Noticia Mt. 18,15-20

Por naturaleza nos es más fácil mirar los errores de los demás antes que los nuestros, pero esto que parece no ser muy bueno, es una oportunidad para mirarme a mí misma. Todo lo que me molesta de los demás está en mí, sólo que aún no he podido descubrirlo, nombrarlo, abrazarlo y transformarlo en un potencial para la vida.

Es sencillo y puede ser una tarea de crecimiento diario. Cuando lo que veo en el otro me afecta de manera negativa, es decir despierta en mí emociones y sentimientos de malestar, rabia, incomodidad, entonces esa actitud está también en mí. Si me doy cuenta ya he dado un paso en la autoconciencia y el crecimiento personal.

Cuando lo que veo en el hermano me parece mal, pero no despierta en mí ningún malestar emocional, estoy en la capacidad de ayudarlo, de realizar lo que llamamos la “corrección fraterna”, sin juzgarlo. Porque encontraremos las palabras adecuadas y será desde el amor y no para mostrarle que tengo la razón.

Tanto el que hace la corrección como el que la recibe, requiere de mucha humildad. La clave está en aceptar que TODOS SOMOS UNO, en todos hay de todo y lo manifestamos de diferentes formas y en diferentes circunstancias.

Finalmente recordemos que perdonar es el mayor remedio para el alma, es soltar, dejar ir, liberarse. El rencor nos mantiene atados, unidos a la persona que nos hizo daño, sólo cuando perdono me libro y lo libero.

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