DE BENDICIONES Y HABILIDADES DE VIDA

Debido a nuestra búsqueda para ayudar a personas encontramos algunas formas de nuevas habilidades y formas para “ganar y ahorrar” para la familia. Como Misionarias Dominicas, estamos felices de encontrar recursos para este propósito. Por esto, en el mes de junio de 2020, tuvimos la fortuna de recibir una bendita oportunidad para dar respuesta a unas jóvenes para que desarrollaran algunas habilidades. Es una forma para prepararlas para un futuro brillante y animarlas a compartir las cosas que aprendieron de otros grupos de mujeres en el futuro, una especie de actitud de “devolver el favor” para desarrollar comunidades. Así, se desarrolló un “Programa de Entrenamiento de Habilidades para la Vida” con un grupo de mujeres jóvenes del orfanato, 2 representantes de la comunidad de Bidau y nuestras aspirantes y postulantes.

El entrenamiento consistía en tres partes, donde se aprendía a cocinar usando lo que es común en Timor Oriental, vale decir, mermelada de patatas dulces, jugo y dulces de tamarindo, jugo de cúrcuma, kétchup de tomate y banana, etc. La segunda parte era sobre cosmetología, ya que las chicas se interesan en ello con la edad. Aprendieron a hacer limpiezas faciales, utilizar café para el cabello, spa para pies, corte de cabello y vestimenta, etc. La tercera parte fue masaje en los pies y reflexología. A través del entrenamiento se les enseñó cómo hacer aceite de eucalipto, aceite de cúrcuma, aceite de hierba de limón, etc.

Al finalizar el entrenamiento, cada chica recibió un certificado. Además, se realizó una muestra de los diferentes productos que crearon. Este entrenamiento fue posible por medio de la ayuda de nuestro amigo (un sacerdote Dominico) y sus feligreses en Canadá.

Planeamos desarrollar otro entrenamiento de habilidades para la vida en octubre debdo a que muchas mujeres en la comunidad lo han pedido. Es una habilidad apropiada que permite aumentar ingresos y sustento para muchas. También vemos estas actividades como una forma para reunirlas y hacerlas sentir como una comunidad, lo cual es una buena forma para estar con ellas y compartir e integrar valores morales, espirituales y religiosos en conversaciones y tiempos trabajo, especialmente con las jóvenes.

Hermana Belén S. Evangelista.

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