ENTREGA A LA MISIÓN

La comunidad de Monseñor Ramon Zubieta fue fundada el 19 de noviembre de 1996, en el sur de Angola – Lubango. Está compuesta por dos Hermanas de votos perpetuos, una Hermana de votos temporales, cinco Postulantes y cuatro Aspirantes que están haciendo su discernimiento vocacional. Las hermanas asumen los puestos de: Coordinadora, administradora, secretaria, acompañante de las postulantes, aspirantes y promotora de la pastoral vocacional. Viven la vida fraterna de manera responsable, haciendo de la vida comunitaria un espacio idóneo para vivir el Evangelio en un espíritu de acompañamiento mutuo.

 

La comunidad tiene como objetivo – crecer como persona al participar en un proyecto común donde cada uno se siente responsable de sus acciones, de sus sentimientos y de su manera de pensar, para ser una Misionera Dominicana del Rosario responsable, autónoma, viviendo la alegría del Evangelio, con espíritu de misericordia, de entrega, de dignidad, de respeto, de sencillez y de caridad, respondiendo a los nuevos retos y atenta a los signos de los tiempos.

 

Abiertas al mundo, forman parte de la parroquia de Nuestra Señora de la Asunción – Laage;

– En el centro de San Francisco, en las siguientes capillas:

– San Pedro

– San José.

 

Ofrecen formación en las siguientes áreas: Liturgia, catequesis, formación humana y espiritual, celebraciones en ausencia de sacerdotes, retiros y discernimiento vocacional, atendiendo los sábados, domingos y días de urgencia según las necesidades de nuestros hermanos y hermanas más necesitados. El profeta Isaías dice.61,1-3 “El espíritu del Señor está sobre mí, porque me ha enviado para proclamar libertad a los cautivos”. Esta es la misión preferida de las Misioneras Dominicas del Rosario.

 

Nos dedicamos con mucho amor, alegría y decisión al servicio de la misión, para compartir con nuestros hermanos y hermanas todo lo que tenemos, sobre todo en las áreas de mayor urgencia.

En la formación humana y espiritual, experimentamos la entrega de los criterios en la asunción de que el ser humano es único, tiene una dignidad y no le será arrebatada, sino que debe ser administrada con gestos de Amor, gratuidad, hacia el otro, con bondad, empatía, cortesía, docilidad, retribución continúa con el aliento Divino, donde somos a semejanza e imagen de Dios como nuestra cabeza, guía y Pastor de ovejas.

 

Por otra parte, en la formación litúrgica reanudamos nuestra comunión con el Padre/Madre en un espíritu de humildad, a fin de santificar al hombre y la mujer y glorificar a Dios, a partir de la reflexión bíblica, el testimonio de vida y los cantos inspirados, expresando así nuestra gratitud a Dios Padre/Madre.

 

Ante el famoso y polémico momento de la COVID-19, nos vemos obligadas a suspender nuestras actividades pastorales desde el pasado 18 de marzo. Sin embargo, tenemos fe en que pronto retomaremos nuestras actividades pastorales con más alegría y vigor.

 

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