FIESTA DE MONSEÑOR ZUBIETA, INICIO DEL CENTENARIO

Su vida fue una entrega sin cálculos, sin límites, sin reservas. Lo dio todo por la Misión, toda su persona, su salud, su existencia por entero. Mensaje Ir. Raquel Gil. Coordinadora General.

En la cultura africana el tiempo no se mide por la secuencia de los años sino por la sucesión de acontecimientos que marcan significativamente la vida de las familias, de los grupos y de las personas.

Iluminadas por esta sabiduría cultural, iniciar el año del centenario de Mons. Zubieta comenzaba por colocarnos delante de un primer desafío, porque no se trataba de adherir a una propuesta que nos era colocada, sino que nos conducía a interiorizar, a tomar conciencia de lo que significaría para nosotras este acontecimiento, cuál sería su sentido, cómo encontraríamos el agua que saciaría nuestra sed, y el alimento que nos daría fuerzas para el camino en el cual hoy nos encontramos, siempre aparecía la pregunta, qué haría en estas circunstancias Mons. Zubieta?

La celebración Eucarística que dio inicio al año del centenario entre nosotras, la vivimos las dos comunidades de Maputo y Mahotas. Fue muy bien preparada y vivida a través del canto y la danza como es habitual en nuestras celebraciones, compartimos fraternalmente la vida del Padre Fundador que siempre tiene un aspecto novedoso para cada una de nosotras y en el momento de las preces, renovamos nuestra experiencia de pertenencia a la amplia familia que formamos, la acción de gracias y la alabanza fue el espacio para saborear el don de Dios que nos concede sobreabundantemente y va marcando nuestras vidas.

La tarde del mismo día la vivimos igualmente festiva y recreativamente, porque cada una de las comunidades nos obsequiamos con varias expresiones artísticas alrededor del tema que nos congregaba. Participamos en la representación de un juglar muy bien armonizado, declamación de poemas, danzas alusivas y teatro.

¡A partir de ahora el camino del año del centenario, lo vamos a ir haciendo caminando con los ojos del corazón!

La Hermana Deolinda Rodrigues nos comparte desde Portugal:

La alegría y el entusiasmo con el que las hermanas de las comunidades de Oporto, Lisboa y el Barrio celebramos, en este año, la Fiesta de Monseñor Zubieta, fue, pienso, más visible, más expresiva, más entusiasta. Tal vez por el bonito y motivador mensaje de Felicitación que Raquel nos envió y tal vez más por saber que con esta Celebración iniciamos el Año Jubilar de su muerte que culminará en el próximo año.

El material que el Consejo General nos envió sirvió para el Triduo de preparación y para leer y reflexionar en otros momentos en comunidad.

En Lisboa nos juntamos las dos comunidades para celebrar la Eucaristía, para un momento de reflexión y comer juntas.

La Eucaristía fue presidida por Fray Felipe O.P. un fraile joven, buen predicador y entusiasta que nos animó y motivó con mucha fuerza, entre otros aspectos, ay entusiasta que nos animó y motivó con mucha fuerza, entre otros aspectos, a ser Misioneras hasta el último minuto de nuestras vidas. Afirmó también que nosotras, Misioneras Dominicas, destacamos por el espíritu de familia, lo que nos alegró mucho.

Para preparar la Eucaristía, unos días antes, se dio a cada hermana el texto/preguntas, cuya síntesis sigue a continuación para que las respuestas fuesen ofrecidas en el Ofertorio de la Misa.

Tuvimos después un encuentro en el que vimos un PowerPoint que Raquel presentó en la última reunión de Provinciales a partir del Documento “La alegría de la fidelidad. El don de la perseverancia” que fue seguido con mucha atención y despertó mucho diálogo, interés y también mucha preocupación.

El almuerzo fue de fiesta, como no podía ser de otra manera. Pienso que todas quedamos motivadas a seguir la propuesta de reflexión que la Congregación nos irá enviando, pues será, sin duda, un excelente apoyo para vivir este año especial para la Congregación.

Texto que fue dado a las hermanas para la preparación del día 19-11-2020

El día 19 de noviembre de 2021, hará 100 años que Monseñor Ramón Zubieta falleció, pero desde ya la Congregación inicia una preparación para esa gran Celebración. Ciertamente todas y cada una de nosotras, Misioneras Dominicas del Rosario, queremos prepararnos para esa Celebración.

En el silencio de una sincera y profunda oración personal, piensa en algo importante que desees que suceda y cómo te gustaría que se celebrase este Centenario a nivel de la Congregación:

A nivel de la Congregación:

1- Hacer una evaluación/ revisión profunda del momento actual de la Congregación que podría ser inspirada en la metodología de las cartas a las 7 Iglesias del Libro del Apocalipsis:

  1. Te conozco bien y se de tus buenas obras y de tus infidelidades… (descríbelas).
  2. Te aconsejo que…(describir)

2- Hacer un proyecto congregacional a nivel de Pastoral Juvenil y Vocacional e invertir seriamente en el mismo. Además, es una manera de expresar que creemos hoy en la importancia y validez de nuestro Carisma, en nuestro Proyecto.

3- Teniendo la Congregación tantas hermanas ancianas, trabajar más y de modo más concreto la dimensión misionera de la oración de todas las hermanas pero de modo especial las de este grupo, recordándoles la necesidad y utilidad de la oración. Ver y sentir esta realidad como una oportunidad, un valor del que la Congregación dispone.

4- Invertir a nivel Congregacional en un Plan (Objetivos, acciones, materiales…etc) para que se dé a conocer y se estimule la devoción al Padre Fundador.

5- Es un año propicio para trabajarnos más y vivir las dimensiones de gratitud, amor y servicio, con esperanza y alegría.

6- La Congregación podría ofrecer películas, videos, conferencias, pensamientos que nos ayuden a vivir nuestra historia pasada y presente. Nuestra Historia única, bella, de una audacia increíble daría un increíble filme misionero.

7- Así como Monseñor Zubieta entendió que solito no podía evangelizar una región tan grande ni cumplir con su exigente Misión y fue a España a buscar hermanas…Así hoy también tendremos que reflexionar cómo recurrir a otros: Laicos, Voluntarios, otras Congregaciones…

8- Recordar el enorme sufrimiento que la muerte de Monseñor causó a la Madre Fundadora y la fe y el coraje con que la vivió.

A nivel personal y de tu comunidad:

1- Estudiar y trabajar los documentos que nos sean enviados por la Congregación y colaborar con entusiasmo, creatividad y empeño en las iniciativas y propuestas que nos sean enviadas o que surjan entre nosotras. Conocer mejor la vida de Monseñor Zubieta.

2- Rezar diariamente la oración que nos fue enviada y rezar este año de una manera más intensa por la Congregación.

3- Hacer, a nivel de la Congregación y localmente, una Celebración comunitaria de acción de gracias y otra de pedido de perdón.

4- Me gustaría este año vivir más tiempos de silencio, de encuentro con Dios, de lectura y discernimiento espiritual.

5- Que la Congregación y cada una de nosotras, sepa ver en estos tiempos de crisis mundial y congregacional, precisamente en el año que celebramos el Centenario de la muerte de Monseñor Zubieta, un gran desafío, una oportunidad para parar, reflexionar, rezar, descubrir y reorganizar la Congregación, según el Carisma de nuestros Mayores: Evangelización de los más pobres y la Misión de cuidar a nuestras hermanas mayores y enfermas. Hacer un verdadero discernimiento espiritual.

6- Trabajar y reforzar más nuestra identidad de Misioneras Dominicas del Rosario y el sentido de pertenencia congregacional.

7- Pedir a Dios su Beatificación, dándolo a conocer y motivando a que se pida su intercesión para nuestras necesidades.

8- Hacer una reflexión seria sobre nuestra vida de consagradas. Somos tan pocas…y con tanta edad…que el Espíritu Santo nos anime y nos fortalezca en esta etapa de la vida.

Alguna hermana prefirió hacer las siguientes oraciones:

1- Querido Mons. Zubieta, tú que con tanto amor, cariño y sacrificio, donación y disponibilidad…contribuiste a la Fundación de Nuestra Congregación de Misioneras Dominicas del Rosario, en la que tengo la dicha de pertenecer; en este inicio del Centenario de tu muerte, queremos agradecerte desde el fondo del corazón todo lo que hiciste para que podamos existir y te pido que intercedas junto al Señor por todas nosotras para que sepamos seguir tus huellas.

Que el grano de trigo que Monseñor Zubieta lanzó a la tierra muera y de mucho fruto en nosotras. Frutos concretizados en gestos de fe, entrega y que él “marca” de nuestro caminar.

Hermana Auxiliadora Hernández

Mozambique.

 

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