La Buena noticia Mc 14,12-26
Dios es un pan. Alimento básico. Lo más sencillo, lo hacen las personas, se come fácilmente, no hace falta cocinarlo ni calentarlo.
No viene de una fábrica, está hecho por manos humanas. No está envasado, no tiene conservantes ni aditivos…
Dios es un pan. Lo más necesario para vivir, lo más simple: granos de trigo cosechado, triturado, amasado con un poco de agua, y luego horneado. Exige trabajo diario para hacerlo a diario; el pan es siempre nuevo.
Dios es muy sencillo. Nosotros lo complicamos. Él nos quiere alimentar, fluir por nuestras venas, ser carne de nuestra carne. A eso nos llama, a que lo comamos.
Cuando vamos a la misa (banquete) vamos a comer. No vamos a pegarnos golpes de pecho, no vamos a adorar el pan eucarístico, por más que eso sea muy bueno. Jesús dijo “tomen y coman”, no dijo, adoren…
La Eucaristía es una comida. ¡Por eso, HAY QUE IR SIEMPRE A COMULGAR! No es preciso ser santos para ello, no es este pan un premio para los buenos… ¡hay que comer precisamente para tener fuerzas y ser buenos!
No le tengamos miedo a este pan, que Dios es más bueno que el pan. Y nos está invitando siempre, nos espera siempre, nos ama independientemente de cómo seamos, nos quiere con nuestros pecados.
(Hna. Naroa Andino Granja)