Soy, Mariana de Jesús Oñate Bayas, ecuatoriana y hace 9 meses me encuentro formando parte de la Comunidad en Santo Domingo de los Tsáchilas.
Brevemente les comparto lo que ha influido para emprender esta actividad de los huertos urbanos familiares:
Crecí en el campo, mi madre cultivaba y amaba su tierra
En este año del Centenario del Padre Fundador hemos vuelto sobre su vivencia: “Él trabajó con sus manos en la huerta, crío animales para la subsistencia de la comunidad…suplicó la solidaridad de algunos para atender las necesidades de los más pobres…
Las palabras del Papa Francisco en Laudato Si, allá en junio de 2015: “No hay que pensar que esos esfuerzos no van a cambiar el mundo. Esas acciones derraman un bien en la sociedad que siempre produce frutos más allá de lo que se pueda constatar, porque provocan en el seno de esta tierra un bien que siempre tiende a difundirse, a veces invisiblemente…”
Pasos:
Invitando a personas que desean participar.
Gestionando en la municipalidad semillas, abono y asesoría
Acogiendo las iniciativas que van surgiendo.
Estableciendo relaciones estratégicas con personas y entidades que ya tienen un camino en este ámbito.
Hacer un proceso intercongregacional como Dominicas.
Buscar algo de recursos para la adquisición de herramientas e insumos para promover una producción ecológica.
Sistematizar la experiencia y elaborar material de formación sencillo y didáctico.
Objetivos:
Contribuir a mejorar la alimentación de las familias.
Ayudar a la economía doméstica tan deteriorada por la crisis COVID19.
Fomentar la organización solidaria.
Conseguir una producción ecológica.
Construir juntos, juntas y de manera libre y voluntaria: “Huertos hermoso y sabrosos”
También es un espacio lúdico, para compartir, nos ayuda a crecer en nuestra dimensión espiritual:
“Con la naturaleza crecemos en la fe, confiando en que la diminuta semilla que sembramos brotará, crecerá y florecerá” (Ted O´Neal). Cultivar el huerto nos hace sentir partícipes de la creación.