El evangelio nos habla del rechazo a Jesús, porque sabían que era hijo de José, mientras que nosotros, porque sabemos que es hijo de Dios, rechazamos que es hijo de José.
Las tres lecturas dominicales hablan de la debilidad humana, y concluyen que esto no es impedimento para desarrollar nuestro potencial que es don de Dios. “Somos seres humanos limitados y a la vez infinitos”. (Rodríguez).
San Pablo dice: “la fuerza se realiza en la debilidad» invita a reconocer la fragilidad para que resida la fuerza de Dios. “Porque, cuando soy débil, entonces soy fuerte.” y “nos basta la gracia de Dios”.
Jesús intenta ayudar a la gente de su pueblo y no puede, porque la desconfianza en Él impide que realice “milagros”.
Recordemos lo que Jesús dice a la hemorroísa: “TU FE te ha curado”; y a Jairo: “basta que TENGAS FE”. La fe o la falta de fe, son determinantes a la hora de producirse un “milagro”.
¿Dónde está entonces el poder de Jesús? No podemos seguir pensando en un Dios todopoderoso que puede hacer cualquier cosa y en cualquier momento. Ni Dios ni Jesús pueden hacer nada sin nuestra fe. Dios actúa desde el fondo de nuestro ser.
La imagen de Jesús que hemos aprendido de pequeños, nos impide ver el verdadero rostro de Dios.