CARTA DE UNA NOVICIA A MONSEÑOR ZUBIETA

Querido Ramoncito,

Cuando estudié sobre tu vida me asombré de cómo reconfortaste a los nativos que necesitaban tu consuelo en medio de las dificultades que enfrentabas.

Abrazas la misión con todo tu corazón incluso con momentos de risas y lágrimas, trabajos y luchas y por todos los medios, usas tu corazón de una manera especial. Compartes los frutos de tu contemplación con los nativos elevando su dignidad de hijos de Dios. Entras en su ambiente con tu corazón de oro y te conviertes en su amigo de manera sorprendente.

Como gran predicador, muestras a los nativos y a los que te rodean la imagen de Dios como padre amoroso y cuidadoso mediante tu predicación de vida. Nunca te cansas de cumplir la voluntad de Dios.

Un misionero creativo, sales de tu zona de confort y aplicas tus habilidades y talentos creativos de una manera muy efectiva, por lo tanto fuiste capaz de trabajar en lugares pobres con recursos limitados y lograr el progreso en los lugares pobres y llevando alegría y felicidad a los más pobres.

Fraile alegre, tu entusiasmo por trabajar en el Reino de Dios ha tenido un gran impacto en la vida de muchas almas. Nunca dejaste de buscar al Señor y su plan hasta tu último aliento.

Estoy orgullosa y muy orgullosa de tenerte como Fundador, muchas gracias por ser una de mis inspiraciones para decir SÍ a Cristo sinceramente y con confianza en el Señor que sólo Dios tiene la sabiduría para proporcionar una dirección clara para mi vida.

Estoy segura que los que estudian y conocen tu vida se enamoran instintivamente de ti.

Ramón, intercede por todas nosotras para que lleguemos a ser una auténtica misionera como tú.

Por: Rosita Carvalho da Costa

Novicia Provincia San Luis Beltran

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