PRIVILEGIOS Y BENEFICIOS DESTROZADOS
- Hnasmdro
- agosto 30, 2021
- Experiencias MDR
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¿Privilegios y beneficios destrozados? Podemos enfrentarlos si tenemos los valores correctos y nos preocupamos los unos por los otros. “El mal es impotente si el bien no tiene miedo”. (Pres. Ronald Reagan).
Seamos del nivel superior o inferior de la sociedad, muchos de nosotros hemos experimentado vivir cómodamente con nuestros medios sin depender o depender de la caridad. Los pobres son el nivel más vulnerable de la sociedad y, como sabemos, la lucha financiera está en el centro. En la mayoría de los casos, se debe a que los beneficios y privilegios de las personas se rompen.
En esta época de pandemia que enfrentamos hoy a nivel mundial, las familias están luchando para hacer frente a sus necesidades básicas diarias. En cuanto a su bienestar, resuelven vender su auto, electrodomésticos, muebles para pagar sus facturas, hipotecas, pagos de seguros, impuestos, necesidades de salud y medicamentos. Por el contrario, los menos afortunados intentan esforzarse por ganarse la comida y satisfacer sus necesidades por sí mismos, prácticamente con las manos desnudas y con trabajos de medio tiempo inciertos y con ganancias inseguras. Perder una posibilidad de ganar dinero a diario les brinda una experiencia agonizante al satisfacer sus necesidades diarias básicas, especialmente la comida.
La pandemia ha dejado a cinco millones de filipinos hambrientos y diez millones han perdido sus trabajos y su sustento destruido. Los pobres soportan la distribución desigual y la ayuda inadecuada, especialmente para los millones que residen en las áreas de slam, el área más caliente para el virus.
Una niña de dieciséis años narró su experiencia; “A veces, me despertaba y no había nada para comer. Si no ha comido nada, no tendrá ganas de moverse. Es como si estuvieras perdido. Tiemblas de hambre y no puedes pensar bien ni hablar. Cuando tengo hambre, nadie me puede dar de comer porque no tenemos dinero”. Otra madre de familia dijo: “los pobres de las zonas urbanas no disfrutan de la mayoría de los beneficios, es posible que no tengamos miedo de morir de Covid, pero tenemos miedo de morir de hambre”. Otros, van a los grandes mercados públicos en busca de verduras para alimentarse. Todo se vino abajo debido al Covid y a la fuerza de consumir todo lo que tienen a mano.
A pesar de esto, muchas personas siguen siendo positivas, es decir, optimistas, y deben esforzarse por seguir adelante. Por ejemplo, nuestros trabajadores de la granja Ramón Zubieta, todos ellos son muy simples, pero que no quieren renunciar a su trabajo. Sacrifican dejar atrás a sus familias porque prefieren quedarse en casa, siguiendo el protocolo del gobierno para no propagar más el virus y ayudar a otros a protegerse a sí mismos también. La soledad prevalece entre ellos porque deben mantenerse alejados de sus seres queridos y hacer frente a algunos ajustes. En su lugar, las Hermanas les brindan asesoramiento espiritual y moral para elevarlas y les brindan una ayuda mínima como; arroz, pescado, frutas y verduras. A veces, una asistencia mínima para la medicación simple y el uso de medicamentos a base de hierbas. Es nuestra alegría cuando también compartimos guías o procesos de aprendizaje a quienes lo buscan online otras formas de comunicación.
Todas estas experiencias de aislamiento, cuarentena y CCMM extendido (cuarentena comunitaria moderadamente mejorada) nos han privado de estar en comunicación constante con nuestros trabajadores y personas en los alrededores. Sin embargo, todos deseamos poner fin a estas privaciones debido al virus Covid-19 en cada uno de nuestros “pequeños mundos”. Ponemos nuestra confianza y confianza en el Señor, que, en medio de este distanciamiento en nuestros ministerios, queremos elevarnos más alto en nuestra esperanza, cumplir sueños, superar obstáculos. Siempre tenga en cuenta que, si solo nos enfocamos en nosotros mismos, nos estancaremos. Es bueno recordar que Dios trae personas y oportunidades a nuestro camino, para que podamos ser desafiados y, por lo tanto, ser canales y ser una bendición para los demás.
Comunidad Ramon Zubieta
Culianan, Zamboanga, Philippines