A FAVOR DE LOS PEQUEÑITOS

En la visita realizada a la comunidad nativa de Marankiato en la reserva territorial Kugapacori, en el Alto Camisea, se nos planteó la situación de los niños de Inicial, que no contaban con un aula en donde estudiar. La que tenían, ya en un estado lamentable, finalmente se había deshecho totalmente. La comunidad, que contaba con madera y con algunas calaminas, solicitaba un apoyo a la misión de Kirigueti, para levantar un aula nueva en la que recibir a los niños y niñas. Accedimos a la solicitud, aportando los materiales que faltaban, el asesoramiento de Fray Wilber y el compromiso de la comunidad para preparar el terreno y contribuir con la mano de obra, así como el apoyo de los docentes para coordinar el traslado de lo necesario.  

Salimos de Kirigueti, pasando la noche en Shivankoreni, desde donde surcamos a las 4 de la mañana para llegar a Marankiato al mediodía, con el río Camisea tranquilo, con agua abundante después de la crecida del día anterior.  Willy y Hector manejando de maravilla lo que hizo que el viaje fuera de una placidez impresionante, permitiendo contemplar y recrearse en el amanecer, por primera vez experimentado.  Encontramos algunos comuneros en el puerto y la profesora Luzmila nos recibe con masato.  Las mujeres han lavado mantas que están extendidas en las piedras para que sequen. 

Sin perder un momento se inicia el trabajo con un buen grupo de comuneros que forman dos equipos de carpinteros: Jesu, Ignacio, Virgilio, Daniel, Jeremías, Martín, Benjamín, Guido, Gerardo, Vilmo y el jefe Nicodemo.

Antes de caer la tarde ya están los 5 tijerales y marcado el terreno, a pesar de que la lluvia ha comenzado.

Han sido días felices, estamos satisfechos y agradecidos por esta experiencia de compartir un tiempo largo, sintiendo cuan necesario es el aprendizaje de la lengua.  Días de un trabajo comunitario, de conocernos mejor, de vivir y sentir la gratuidad, de seguir aprendiendo, desaprendiendo y reaprendiendo, caminando juntos, adentrándonos en esta cultura, sin juicios, sin presuponer nada, acogiendo las diferencias y el misterio en el que Dios se nos revela en cada momento, en cada circunstancia vivida y que tantas veces no entendemos, precisamente porque es misterio.

Solo nos queda decir: Misión cumplida.  Gracias por el regalo de este tiempo compartido.

Hna. Pilar Barrero

Comunidad de Kirigueti, Perú.

Marankiato, 1 de diciembre 2021.

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