Fundadores

Madre Ascensión Nicol Goñi  

Ascensión Nicol  tenía cuarenta y cinco años cuando acoge el desafío misionero planteado por  Monseñor Zubieta de ir a las misiones en la selva peruana y así poder aportar sus dones y vasta experiencia en  favor de  la educación y formación de las mujeres y niñas de la selva. El contexto al cual se enfrentaría sería totalmente diferente al del colegio de Huesca, sin embargo su profunda fidelidad, su espíritu inquieto y atento a lo que Dios quería de ella le impulsó a ofrecer su vida a la causa del Reino.

Una mujer que se atreve a entrar en la selva peruana

“Hemos experimentado durante el viaje grandes consuelos, sobre todo al considerar que éramos las primeras mujeres que los recorríamos…”

Ascensión Nicol junto a Aurora Ardanaz y algunos hermanos dominicos luego de múltiples dificultades,  inician la travesía que duraría casi un mes y que las llevaría a la tan anhelada misión. Ni los caminos difíciles y peligrosos, ni la altura y el frío de la montaña, ni los viajes por el río en frágiles canoas, las amedrentaron, al contrario fortalecieron su deseo de llegar a su destino. Ascensión convirtió la ruta misionera en oportunidad de contemplar la presencia de Dios en la belleza del paisaje y su corazón se ensanchaba al experimentar los primeros encuentros con los habitantes de los pueblos que atravesaban.

 

Monseñor Ramón Zubieta

Misionero en Filipinas

Ramón Zubieta ansioso de predicar, vive su primera experiencia misionera en Filipinas, es un misionero abierto, une la fe y la promoción humana,  desea encarnarse y conocer la cultura de las comunidades a las cuales se enfrenta, aprende sus lenguas y costumbres, dedica largo tiempo a dialogar con ellos, impulsa la promoción de la salud, la educación, mejoramiento en el cultivo.  Producto del movimiento de independencia  que se vivía en la región es tomado preso junto a otros compañeros sufriendo hambre, tortura, finalmente es liberado.

Misionero en la Selva Amazónica

“Hay en esta región otra riqueza que es para el misionero más apreciable: las innumerables tribus que  pueblan los valles”

Ramón Zubieta comienza su misión conociendo la realidad de la selva, se enfrenta a su geografía impresionante, desconocida y peligrosa y esto con medios escasos y rudimentarios, que no facilitaban el transporte, ni la comunicación. Su creatividad y amor a la gente hacen que se acerque como amigo, en  este proceso se revela su gran humanidad y  respeto a las personas.