A NUESTRO PADRE, RAMÓN ZUBIETA

Yo seré misionero,
Porque la Virgen lo quiere
Te insertas en la cultura de otros pueblos,
Ayudándoles a salir del maltrato que les hiere
Evangelizador en lugares de frontera,
Desafiador de peligros y amenazas,
Siempre fijaste tu mirada en Dios,
Confiado en su divina palabra
Toda tu vida fue un gran testimonio
Los nativos fueron tus hermanos
Cada día los protegías del mal
Gracias a tu corazón y tu humanidad
Padre querido fue tu fe profunda
La que hizo tantos milagros
Tu espíritu de oración y tu confianza
siempre fija en Dios
Tú nos llevaste hasta la selva
Y nos diste otra familia,
Firmeza y valor nos diste para
seguir tus pasos,
Llevando tu amor y salvación a
nuestros hermanos
Tú eres nuestro modelo misionero,
Como tú haznos valientes y fuertes,
Hoy también nos necesitan otros
hermanos,
Que a los sufrientes de hoy
podamos tender nuestras manos.
Acogiste en tus manos lo que Dios
te ofrecía,
Tomabas fuerza, respirabas hondo
Buscabas para ellos la vida que
Dios te había dado,
Para entregarla a fin de que ellos
tuvieran vida en abundancia
Manos tuyas Padre que para
impulsar la obra de Dios
Se abrieron para invitar a las
hermanas
Y valorando su amor y entrega
Acogieron sus aportes,
Dieron consejos y optimismo.
Con tus manos, Padre
Acariciaste como se acaricia una
flor delicada,
A la criatura que iba naciendo,
Delicada y frágil,
Que era la Congregación
Tendiste tus manos en los
momentos de dificultad
Hasta que se fuera fortaleciendo
Y se hiciera vigorosa.
Tus manos, Padre,
Supieron impulsar la obra
Y olvidándose de sí,
Valoraron la personalidad,
El amor, la entrega de madre
Ascensión y las hermanas,
Hasta en los más pequeños detalles
Tus manos elevadas,
Expresaron el deseo de vivir
Para empujar esta obra de Dios,
Que también supiste poner en sus
manos.
Padre Ramón, estamos felices de
tenerte por Padre, Por papá…
Estamos felices y queremos
manifestar la alegría que sentimos
Por tu vida, activa, humana, madura
¡con qué cariño y confianza nos
ponemos cerca de ti!
Eres nuestro Padre,
Te vemos proyectado a lo largo de
estos 100 años
¡nos sentimos orgullosas de ti!,
Con la frente levantada;
¡Con ganas de seguir las huellas
que nos dejaste!
También queremos agradecerte
Por el testimonio de tu rica
espiritualidad:
¡qué corazón el tuyo!
¡cómo ardía en el deseo de que
Jesús fuera conocido y amado!
¡cómo disfrutabas y con qué gozo
vivías estas realidades de tu vida!
Con qué claridad entendías la
misión de Jesús
y te entregabas a ella,
como testimonio de solidaridad y
amor a los pueblos,
Alentando a Madre Ascensión y a la Congregación,
Nos abriste un camino, valoraste nuestro ser femenino,
Alentaste nuestra esperanza,
Nos legaste la unidad. ¡esto anima, Padre!
Esta confianza nos hace crecer,
Tenemos para contigo
Un reconocimiento entrañable.
Tu ejemplo nos arrastra y anima a salir adelante
Asumiendo el reto con humildad y coraje
¡¡¡Padre, estamos orgullosas de ti!!!

María Nieves Elizalde Esparza
Comunidad “Nuestra Señora del Patrocinio”
Lima- Perú.

Compartir esta publicacion