CLAUSURA DEL CENTENARIO DE MONSEÑOR ZUBIETA, MENSAJE DE LA HERMANA COORDINADORA GENERAL DE LAS MISIONERAS DOMINICAS

 Muy queridas Hermanas:

En la Clausura del Año Centenario de la Pascua de Nuestro Padre Fundador, iniciado hace un año, quiero evocar unas palabras de Mons. Zubieta: “Yo no descanso un solo momento, ya en una misión, ya en otra”

Su vida fue corta, falleció a los 57 años, habiendo pasado más de 30 años como misionero.

Su amor sin medida a Dios y a los hermanos lo puso siempre en movimiento, en camino, sin instalarse ni detenerse, abriendo y ofreciendo siempre nuevos horizontes de futuro a los más empobrecidos.

Toda su vida, su relación con Dios, está marcada por la idea de la marcha, del camino, de la itinerancia. Mons. Zubieta no descansó jamás, su “sueño misionero” llenó toda su vida, su ser, su querer y su hacer y se convirtió en un mensajero de la Paz.

Él escribía: “…Se formarán pueblos que más tarde han de ser centros donde florecerán la agricultura y la industria…llegando a ser luego poblaciones verdaderamente libres”.

Ni la enfermedad lo paralizó, eligió morir en la brecha antes que retirarse para recuperar su salud. Así lo expresaba en una de sus cartas: “Estoy cansado y tengocon frecuencia que levantar el corazón a Dios y ofrecerle las continuas penalidades de esta vida azarosa por demás…Dispuesto a todo lo que Dios quiera”.

Un hombre en camino dispuesto a todo, dispuesto siempre a ir más lejos. Un peregrino, no sólo en el sentido exterior, geográfico, por su intensa actividad misionera, sino también por su permanente caminar interior.

En sus escritos se refleja este “itinerario interior misionero”, el sueño de una misión universal. Escribía: “Cuanto diera yo por tener pronto personal para llenar las necesidades del Perú, de Centro América y del Sur y después fueran jóvenes bien formadas, de verdadero espíritu religioso misionero, a las Misiones de Oriente, China y Japón”.

Nosotras, Misioneras Dominicas del Rosario, hemos heredado de Nuestro Padre Fundador esta inquietud misionera de vivir siempre en camino. Su vida nos recuerda que nuestra misión tiene carácter de peregrinación y nos invita a caminar sin desfallecer, rompiendo fronteras y saltando sobre nuestros propios límites, poniendo toda nuestra confianza en el Señor.

A un poco más de 5 meses de nuestro próximo Capítulo General cuyos temas principales serán la Interculturalidad y la Pertenencia, urge levantarnos, ponernos en pie y ver más allá de lo que nuestros ojos pueden alcanzar.

Superar nuestros miedos, encontrar consensos, madurar con discernimiento espiritual nuevas ideas y encontrarnos en la única voluntad de dar continuidad al “sueño misionero” de Mons. Zubieta.

Que el Señor Jesús nos acompañe, nos guíe en este itinerario y nos haga crecer en unidad para ser capaces de otear, juntas, un futuro lleno de esperanza.

Que Nuestro Padre Fundador, cuyo Año Centenario hoy clausuramos, sea una permanente fuente de inspiración y que su sencillez y humildad nos enseñen a ser mujeres peregrinas, compasivas y misericordiosas.

Un abrazo con cariño

Hermana Raquel Gil

Coordinadora General MDR.

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