Las primeras comunidades cristianas bajaron a Jerusalén para compartir, en sinodalidad con los apóstoles, su vida misionera, logros, dificultades y nuevos desafíos. En este capítulo, también nosotras hemos emprendido este viaje para compartir experiencias, preocupaciones, y juntas dejarnos iluminar por el Espíritu Santo a través de la palabra de cada hermana.
Nuestra hermana Geraldina nos decía, retomando el lema del Sínodo de las Mujeres, que “Todas las voces cuentan”. Este es un proceso donde caminamos juntas, poniendo la meta en el propio corazón, donde acogemos y empujamos el cambio en la pluralidad, donde mediamos entre las distintas visiones y ritmos, donde cultivamos relaciones de amistad capaces de cuestionarnos, donde los consensos contribuyen al bien común.
Como congregación estamos en una dinámica de discernimiento y toma de decisiones hacia la reestructuración de nuestras comunidades y misión. Cada provincia se encuentra en un punto diferente de este proceso, y al mismo tiempo, nos sentimos urgidas a tener una mirada más global de este proceso de revisión de nuestras misiones. Por eso, estuvimos trabajando ¿cuál es el ADN que identifica a nuestra misión como Misioneras Dominicas del Rosario?, y luego, ¿qué criterios proponemos para la revisión de nuestras obras, presencias y estilos de misión?
Fue una jornada intensa, donde pusimos las bases que mañana nos ayudarán a concretar mejor la planificación sobre MISIÓN.