JESÚS SIGUE NACIENDO, AUNQUE LE DUELE RESPIRAR

Uno de los momentos más esperado del nacimiento es cuando el o la bebé respira y su llanto es fuerte, constatamos el impulso y el aliento de la vida donde todo se transforma. Es un acontecimiento que trae mucha esperanza marcando un antes y un después en el proceso del parto.

En nuestro país existe un deseo profundo de respirar sin dolor, porque el “me duele respirar” hace referencia a las palabras de un niño que luchó por vivir cuando alguien dio orden de disparar a matar mientras este ofrecía agua a estudiantes que protestaban.

Los dos escenarios anteriores nos colocan frente a una nueva narrativa del nacimiento de Jesús desde nuestra realidad. Al hacer memoria, en torno a su infancia ocurrieron episodios de muerte, persecución, exilio, encarcelamiento y destierro…

En el pesebre frágil y lleno de escombros de la situación nicaragüense Jesús nace con fuerza para demostrar una vez más que la bondad, el amor y la paz son signos que irrumpen como luz en medio de las tinieblas.

Jesús nace en el anhelo profundo de un pueblo que perdió el miedo y se atrevió a desafiar y denunciar con valentía estructuras injustas que lo oprimen…

Descubrir los brotes de vida en las miradas y en los corazones de tantos hombres y mujeres de a pie que día tras día se levantan para poner en marcha la vida, los sueños y el deseo de que todos y todas podamos vivir con dignidad.

Acercarse a contemplar con delicadeza a Jesús que nace en un pueblo que lucha por mantener la esperanza y que pronto, muy pronto vendrá su liberación. Arraigados en la fe de que el Dios de Jesús no abandona continuamos con nuestros ojos fijos en Él esperanzados en que esa nueva tierra resurgirá. (Cfr. Isaías 43, 19)

Jesús continúa naciendo en cada hermano y hermana nuestra que, aunque es condenado injustamente sigue soñando libertad en colectivo, sigue sumando y levantando la voz detrás de los barrotes de un calabozo.

Jesús continúa naciendo en cada persona que resiste y no se resigna a vivir en oscuridad. Continúa naciendo en la Palabra encarnada, aunque a veces sea aplastada por los que les molesta su luz, aquellos y aquellas que se jactan en recitarlas y citarlas, pero se olvidan que hay que practicarla.

Sigue naciendo en los miles y miles que se arriesgan a cruzar las fronteras cada día para buscar y sostener la vida de los y las que se quedan: sus familias, sus amigos y su Patria… Pero también en los y las que se quedan sustentando y resguardando los valores humanos, la riqueza del patrimonio cultural y el derecho a permanecer y pertenecer a la tierra que los vio nacer.

Esperar activamente el nuevo sol que brillará cargado de Justicia y vida nueva donde su luz no se apagará y ese nuevo nacimiento traerá consigo a la niña llamada LIBERTAD.

Crédito: Vuelo en V.

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