“Lo que es imposible para el ser humano, para Dios es posible” Lc 18,27

Aquello que parecía un sueño irrealizable poco a poco fue tomando forma. Salir del continente, ir a otro nuevo mundo, con otros idiomas, otro rostro de la congregación, supuso desde el principio, una profunda e inmensa alegría e ilusión, al mismo tiempo era un desafío lanzarnos a lo nuevo en medio del temor que esto suponía. 

En este proceso muchos sentimientos nos han acompañado desde la preparación del viaje; dejar estudios, trabajos, misión, la comunidad, etc. Uno de ellos ha sido la incertidumbre en el trámite de visa lo cual, gracias al apoyo de las hermanas de la congregación y otras personas se logró. Dios nos fue abriendo el camino. 

Traspasando las fronteras del idioma, distancias e incertidumbre por los pases migratorios y en algunos momentos con buen humor y otros con inseguridad, llegamos a India con mucha alegría. Al llegar a la comunidad nos sentimos muy acogidas por cada una de las hermanas, sus cantos, sus detalles de bienvenida. 

Con mucha ilusión y entusiasmo, poco a poco nos vamos adentrando en esta nueva dinámica de conocimiento entre todas las hermanas en la diversidad y riqueza intercultural que somos como congregación.  También vamos conociendo la realidad del país. 

Sentimos que todo lo que vamos viviendo es una riqueza para nuestra vida personal, nuestra espiritualidad, nuestra vida misionera y nuestra vocación en el seguimiento a Jesús como Misioneras Dominicas del Rosario. Uno de los retos más grandes que tenemos en este momento es el idioma del inglés en la cual, nos hemos sentido limitadas en la comunicación interpersonal y comunitaria. Sin embargo, en este caminar nos vamos sintiendo muy apoyadas y motivadas por todas hermanas de la comunidad en el aprendizaje del idioma. 

Confiamos en Dios Padre y Madre que continuaremos esta experiencia con apertura, disponibilidad y alegría para acoger y vivir con profundidad este curso de preparación a nuestros votos.

Que  Madre Ascensión y Monseñor Zubieta nos siga inspirando e iluminando el caminar de cada una de las hermanas en nuestra congregación.

Muy unidas sororalmente

Matilde Cuellar Flores, Georgina Chavarría Rizo,  Josefa Yaneth Averruz Gadea.

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