MI PRIMERO VUELO Y MIS PRIMEROS DÍAS EN LA COMUNIDAD DE ESPAÑA

Dicen que partir es morir un poco. Quizás esto explique las hermosas palabras, las lágrimas y los abrazos interminables de las personas que nos acompañaron y también de todos los que se acercaron a despedirnos. La separación estuvo llena de emoción y nostalgia, pero tuvimos que partir hacia nuevas misiones y nuevas tierras. Entonces, después de despedirnos, las cuatro, Annette, Carole, Victoire y Dulecine, nos fuimos el 15 de octubre alrededor de las 10 de la mañana. Todas estábamos curiosas, orgullosas, llenas de dudas y estresadas por el viaje. Aunque estábamos cómodamente sentadas, no nos perdimos el vertiginoso momento en el que el avión despegó. Por primera vez para algunas, estábamos en el aire, muy por encima de las nubes, a gran distancia de nuestro continente. Cómo esto despertó en nosotras sentimientos de pánico-alegría; Porque este es nuestro primer vuelo. Al salir de Camerún, hicimos una escala primero en Marruecos. No fue una experiencia fácil para nosotras, que resultó en un preludio de la misión para nosotras. Al día siguiente, a las 9 de la mañana, tomamos el segundo vuelo en dirección a España.

Nos marcó la inmensidad de sus infraestructuras y el dinamismo de sus actividades y personas. Todo el mundo tiene prisa en este país, a diferencia de en casa. Recibimos una acogida digna en la Comunidad, aunque no todos los miembros estuvieron presentes. Es un gran placer pisar la tierra de origen de Nuestros Fundadores y alojarse en la casa madre. Qué bonito es ver todos los colores representados y saber que somos tantas en la comunidad. Además, tras una semana de contacto y adaptación, empezamos las clases unos días después.

¡Qué diferente es aquí! Tienes que luchar continuamente contra el frío, olvidarte de tus hábitos alimenticios y de vestimenta, pero también adaptarte a tu sistema educativo. El hombre es un ser de adaptación, y esta cualidad es inseparable de la misión.

Que Nuestra Señora del Rosario y Nuestros Fundadores nos ayuden. Que la gracia y la bendición del Señor estén con nosotras.

Dulecine,

desde España.

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