COMPARTIENDO NUESTRA PRESENCIA EN ALDAIA

Quiero hablar de estos 4 meses, desde el 3 de septiembre hasta hoy, destacando algunos eventos que más nos impactaron, a mí de manera especial.

El gran día, la inauguración de nuestra casa.

Vivimos la manifestación de la gracia de Dios el 29 de septiembre de 2023, una fecha inolvidable, con los diferentes momentos que iluminarán nuestras vidas: la inauguración de nuestra comunidad que comenzó con la misa de acción de gracias y la presentación oficial a la comunidad parroquial, seguida de la procesión. Con cirios elevando el Santísimo Sacramento y con la bendición de la casa. Fue un honor para nosotras porque hubo tanta gente que nos acompañó y también vivir este momento tan importante con todas las hermanas del Consejo General, que trabajaron tan duro para que este día sucediera. Todos nos sentimos abrumadas por la felicidad.

Siguiendo los pasos de nuestros Fundadores, cuando llega a un lugar, lo primero que debe hacer el Misionero es aprender el idioma, porque es un elemento indispensable para comunicarse con las personas. Mientras las hermanas buscaban una profesora conocida, rápidamente se presentaron 15 profesores voluntarios (casi todas mujeres) que, a pesar de su trabajo profesional y obligaciones familiares, muchas de ellas eran madres, pero sacrificaron su tiempo libre para darnos clases intensivas de español, esto al final de su jornada laboral. En ellos pudimos leer la Bendición de Dios, porque enseñaron con total dedicación, llenos de amor, atención, generosidad, nunca notamos cansancio en ellos, pero vinieron con alegría llenos de esperanza y siempre con un gesto de solidaridad en todo. Esto nos emocionó y nos sigue ilusionando, dado que la realidad hoy en día, cuando hablamos de trabajo, lo más destacado es el salario.

Por otro lado, estos maestros, en la forma en que nos enseñaron, expresaron que lo más esencial para ellos es el amor. Queremos agradecerte no sólo por enseñarnos el español, sino también por la enseñanza que aprendemos de tus gestos, que son para nosotros una invitación a hacer lo mismo donde quiera que haya una Misionera Dominica.

¡GRACIAS SEÑOR!

Juniora, Rosaria Nafeca

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