Y ENTONCES… ¡EMPEZÓ EL NOVICIADO!

Dice en el libro del Eclesiastés “Todo tiene su momento, y cada cosa su tiempo bajo el sol” y puedo afirmar que en los últimos años he podido experimentar cómo esta palabra del Señor ha ido cobrando sentido en el acontecer de mi vida, pero sobre todo en mi historia vocacional.

El tiempo ha volado, no hay duda. Inicié el postulantado el 14 de mayo del 2023, en Huacho y el 31 de marzo de este 2024, en la Pascua de Resurrección, pude confirmar mi seguimiento Jesús con el paso al Noviciado; en una pequeña Eucaristía desde la comunidad “Nuestra Señora de Patrocinio”, donde descansa nuestro Padre Fundador.

Es para mí un don de Dios el haber iniciado mis etapas de formación en estos lugares tan significativos para Congregación, de manera especial porque mi Provincia lleva el nombre de nuestro Padre Fundador: “Ramón Zubieta y Les”. En este tiempo voy descubriendo que es cierto que “su espíritu me acompaña siempre” y que en la vida “todo es don y también tarea”; por eso, esta presencia me desafía a vivir mi vocación misionera con los ojos en el Señor y los pies bien puestos en la tierra, acogiendo la realidad de dolor y marginación de los pueblos de nuestros tiempos y comprometiéndome a ser voz profética que se implique en el cambio. Haciendo vida este carisma que nuestros Padres Fundadores nos han legado y que será posible únicamente si tengo mis cimientos puestos profundamente en la experiencia del Dios-con-nosotros.

Hay pasos que se dan una sola vez en la vida y por eso es importante preparar el corazón. Como cualquier joven, he tenido las emociones a flor de piel; me he movido entre la curiosidad, los nervios, la alegría, la gratitud, otra vez los nervios, el gozo y la felicidad… ¡ha sido una locura!, pero de esas locuras bonitas que sólo se entienden cuando el Señor está de por medio. Creo que nunca me había vibrado tanto el corazón como cuando recibí mis Constituciones de manos de la Coordinadora Provincial, en presencia de mis papás y mis hermanas de comunidad. Sin duda, el Señor ha estado grande conmigo y me ha dado el mejor de los regalos pascuales.

Al cerrar la etapa del postulantado me doy cuenta de que este ha sido un tiempo para conocerme con mayor profundidad, un tiempo de poner sobre la mesa mi historia personal, acogerla y reconciliarme con ella, pero, sobre todo, ha sido un tiempo para ver cómo Dios, ha caminado a mi lado y me ha sostenido en cada paso, en cada alegría y en cada dolor. Ver como desde el principio de mi vida, me ha amado y cómo hoy me llama a un compromiso con él y con su pueblo, en la búsqueda y la construcción de una sociedad justa, digna y con sabor a evangelio; por esta razón decidí afirmar mi compromiso de seguirlo en el Noviciado.

Mis hermanas, dicen que ésta es la etapa más bonita de la vida religiosa, que es un tiempo de gracia, de navegar en la barca junto al Señor y llegar a tierra firme. Dicen también que aproveche y disfrute mucho este momento porque va a ser único en mi vida, que conozca a profundidad la Congregación desde donde quiero dar mi “SI” definitivo, para que mi vocación sea sólida, firme y duradera.

Hoy en medio de los trámites y la documentación para subirme con Jesús a esa “barca” que me llevará a mi nueva misión en Santiago de Chile, recibo el Noviciado con ilusión, expectativa y esperanza. Nos vemos en dos años para saber “¿A dónde más, Señor?”.

 Mariscela Alvarez

Novicia

Comunidad Isabel Araus

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