CUANDO LA SOLIDARIDAD ENCUENTRA CAMINO, NACE LA ESPERANZA

Soy Matilde Cuellar Flores, guatemalteca, Misionera Dominica del Rosario; Llevo viviendo dos años y medio en un pequeño pueblo indígena maya-achí, en San Miguel Chicaj-Guatemala, curso el tercer año de agronomía en la universidad San Carlos de Guatemala.

De este pueblo admiro su gran capacidad para celebrar, con cohetes, música y comida para compartir; sin embargo, no todo es motivo de celebración, hay situaciones que les afectan aparte de la pandemia covid 19, en esta zona ha aumentado la migración interna y externa, son varias las causas por las cuales se ven forzados a migrar.

Esta área geográfica se ubica dentro de lo que se llama corredor seco, por lo tanto, hay muchas carencias de recursos principalmente el agua. Todos son afectados por esta realidad, pero en este caso las mujeres y los niños sienten el peso más fuerte por no tener agua en casa, entonces, deben buscarlo a grandes distancias o adquirirlo en precios elevados, las niñas pueden abandonar la escuela por ayudar a sus madres en el acarreo de agua u oficios de la casa.

Hay una comunidad originaria en la que enfocaré mi escrito, Las Minas, está comunidad es de aproximadamente 2000 habitantes es muy grande y los recursos cada vez son más escasos, esto por tala de árboles, privatización del agua por parte de quien posee la tierra. Enfrentan muchos desafíos comunitarios, entre ellos el tomar consciencia de las prácticas destructivas de los recursos naturales que se han hecho en el área, hoy se debe pensar y actuar con nuevas prácticas de retención de suelos y agua que debe implementarse a corto-mediano y largo plazo. A ellos les apremia el buscar formas de conseguir el agua por lo que ha proliferado la creación de pozos, esta ha sido una alternativa, estos pozos son alimentados por el agua subterránea que aún se conserva.

Como Congregación tenemos un proyecto con ellos la construcción de un pozo, luego llevar el agua hacía un tanque en la parte alta de la comunidad y después en tuberías por gravedad esta agua llegue a los hogares de la población. Es una comunidad muy organizada y los trabajos los realizan desde el Consejo Comunitario de Desarrollo y el Consejo eclesial comunitario.

El proyecto nace con nosotras, pero con la colaboración económica de dos parroquias de España, ellos se solidarizan desde aportes de las familias que se comprometen con causas de necesidad que afectan principalmente a mujeres y niños.

Si bien hay muchos retos comunitarios, Dios quiere la Vida, ellos y nosotras también, cuando estos deseos se juntan, renace la Esperanza y la vida crece.

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