EXPERIENCIA DEL JUNIORADO

Me gustaría compartir algo sobre la experiencia navideña aquí en Aldaia. Así como nosotras en nuestras diferentes experiencias, celebramos con todos los cristianos la gran alegría del Nacimiento del Niño. Pero al mismo tiempo era decir que era una Navidad diferente, diferente en la preparación en la que colaboramos y participamos como comunidad:

La Novena de la Inmaculada Concepción, en la que uno de los días preparamos la Eucaristía; los villancicos en los que participaron todos los grupos de la parroquia, y nosotros, en los diferentes idiomas, también llevamos nuestra alegría a los niños y a la iglesia, ya que estaba llena. Incluso en esta preparación, también quisimos solidarizarnos con las personas que tanto nos ayudaron. Toda nuestra comunidad se dedicó a realizar postales para agradecer tantas buenas obras de Aldaia.

Hablando de la celebración en sí, celebramos con mucha alegría la misa de medianoche, muy concurrida por la presencia de muchos cristianos y seguida de una invitación a la Plaza Municipal para cantar villancicos y tomar una bebida típica para animarnos y expresar la alegría del Nacimiento de todos los Aldayenses.

Me conmovió mucho el sentido con el que la gente celebra la Navidad, no tanto con compras y regalos, sino con su espíritu de unidad, aprovechando este tiempo para practicar la solidaridad, el amor, las visitas y la convivencia con sus familias.

Incluso durante las fiestas navideñas destacó el Día de Reyes, que en mi país y en otros no se celebra con esta intensidad. La procesión de Vísperas,  magnífica con miles de personas presentes en las calles y sobre todo las miradas conmovedoras de los niños ante la idea de ver la llegada de los Reyes. También aquí quedó patente la unidad con la que todos viven esta celebración. Los reyes fueron recibidos en la iglesia por el párroco, seguido de la adoración del Niño en el municipio, donde fueron recibidos con el mismo respeto por el alcalde local.

Podría haber compartido tantos otros gestos de solidaridad y amistad que recibimos, pero creo que los que intenté contar fueron muy significativos y marcaron nuestra vida de principiantes en Aldaia y que quedarán para siempre en la construcción de nuestra historia.

En nombre de ALDAIA, agradecemos su apoyo y oraciones de hermandad.

Termino agradeciendo a Dios, nuestro Padre y Protector, y a la Congregación, que me brindaron esta oportunidad de vivir una nueva experiencia en mi formación MDR que espero continuar con la misma alegría y el mismo compromiso.

Desde el fondo de mi corazón le digo a Dios:

     ¡GRACIAS SEÑOR !

Juniora, Rosaria Nafeca

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