La Casa de Formación, Taipa, Macao nos comparte

El 28 de junio, Macao comunicó el 46º caso de Covid-19. Esta pequeña ciudad vive todavía bajo confinamiento como otras partes del mundo. Como estudiante de la Universidad de Saint Joseph en Macao, me gustaría compartir con todos ustedes nuestras vidas en la Casa de Formación durante la pandemia.

 

Macao ha tenido el brote de Coronavirus desde enero de 2020. Ese fue el momento en que celebramos el Año Nuevo Lunar y los primeros días del segundo semestre de nuestro año académico. Esperábamos volver a la escuela para compartir con nuestros profesores y amigos la felicidad y la suerte del Año Nuevo Lunar. Sin embargo, tenemos clases en internet hasta el final de este semestre. Fue un grande desafío tener todas las asignaturas por vía internet. Sin embargo, también fue una oportunidad para aprender a usar las videoconferencias y las fuentes digitales. Todo se hacía por vía digital para nosotras debido a esta pandemia, como las clases, el trabajo, e incluso la misa.

 

Los estudiantes como nosotros tuvimos que quedarnos en casa. Era muy incómodo para nosotras estar juntas en la casa para tener las clases. Nuestro comedor se convirtió en nuestra aula y nuestra casa se convirtió en nuestra escuela. Agradecemos a Dios por sus abundantes regalos que nos han enviado las Hermanas que creyeron nuestra situación. Nos ayudaron a cocinar y nos ayudaron a cumplir con nuestro deber en la comunidad. Además, la Hna. María organizó juegos para que tengamos tiempo para relajarnos, también nos enseñó cómo mantener nuestro cuerpo sano con algún pequeño ejercicio o movimiento. Nuestras formadoras y hermanas nos recordaron que siempre hay que evitar que nos afecte el coronavirus lavándonos las manos, mantener nuestro espacio limpio, dormir bien y comer bien. Hemos visto su cansancio y preocupación por nosotras, pero siempre nos dan una cara sonriente para animarnos.

 

La misa por internet está ocurriendo en todas partes para que los fieles mantengan la relación con Dios. La diócesis de Macao no es un caso excepcional. La diócesis anunció que no había misa dominical hasta el 16 de mayo. Tuvimos que participar en la misa online. Fue una suerte para nosotras que el Padre Franz Gassner, que es nuestro profesor y nuestro decano, viniera a celebrar la Pascua con nosotras. Además, también recibimos la visita del profesor Morgan, que es nuestro rector. No sólo eso, sino que también tenemos misa dominical casi todos los sábados presidida por el padre Peter que es nuestro antiguo rector. Gracias por su amabilidad con nosotras y que el Señor le bendiga y le guíe siempre en su misión y su trabajo.

 

Una de las mayores preocupaciones, además de los casos de muerte y los afectados, es el aumento del desempleo y la falta de alimentos y bebidas. Es una bendición innumerable para nosotras que tengamos comida para comer todos los días y no tenemos que preocuparnos por eso. Mientras que en el mundo muchos buscan comida para ellos y su familia para sostener la vida.

 

Muchos desamparados, desempleados, migrantes y refugiados tienen hambre y sed en muchas partes del mundo. Entiendo a los trabajadores que aceptan el riesgo de salir a trabajar por el sustento de su familia. Debido a que los miembros de nuestra familia están trabajando en tierras extranjeras, tienen que trabajar para ganar dinero para la familia, aunque el peligro del virus esté a su alrededor. Según las Noticias de Macao, la tasa de desempleo aumentó un 1,7% (de marzo a mayo) en comparación con esta época del año anterior. Nos duele ver a nuestros hermanos y hermanas, que trabajan aquí como inmigrantes y refugiados, tener que volver a su país sin dinero o quedarse a trabajar con salarios muy bajos. Sus ingresos no son suficientes para pagar sus mensualidades (casa, electricidad, agua, o incluso comida).

Afortunadamente, con la ayuda de algunas organizaciones y Congregaciones como la SVD o la diócesis, que han proporcionado fideos, arroz, alimentos secos, etc. han podido preocuparse menos por sus alimentos. Lo único que podemos hacer por ellos es rezar. En esta comunidad, valoramos sus sacrificios y dedicación para con nosotras de las Hermanas que también tienen que salir debido a su trabajo.

 

Este tiempo de aislamiento es una gran oportunidad para nosotras, las aspirantes, postulante y novicias de la casa de Formación en Taipa-Macau, de “encerrar” nuestro pequeño y ajetreado mundo y venir a la clausura de Dios para agradecerle su inmensa gracia para nosotras. Es hora de que seamos solidarias con el mundo que sufre mediante la oración, siendo buenas con los demás y viviendo una vida significativa. Porque lo que sea que ocurra está en la mano de Dios. Sólo mediante la oración podemos entender la voluntad de Dios. Pongamos nuestra confianza en Aquel que cuida a cada momento de nuestras vidas. Tal como el autor de la carta a los Hebreos dijo que “la fe es la confianza en lo que esperamos y la seguridad en lo que no vemos” (Hebreos 11:1). Ser fiel a Él incluso cuando permanece en silencio ante nuestras constantes oraciones. Es la respuesta a las preguntas “¿dónde está Dios durante esta pandemia?” “¿Le importa a Dios nuestro sufrimiento?”

 

Por último, pero no menos importante, rezamos a Dios para que nuestras hermanas en la formación sean recompensadas por el bien que han hecho por nosotras. Vosotras sois como nuestra abuela que nos da un cálido abrazo y un buen consejo. Sois como nuestra madre que nos cuida y nos enseña. Sois como nuestras hermanas mayores que comparten con nosotras nuestros sufrimientos y desafíos a través de sus experiencias. Son como nuestros amigos que nos acompañan en el viaje de la llamada. Sois nuestra familia, hermanas mías.

 

Esperamos que esta epidemia termine pronto para que podamos tener la oportunidad de reunirnos para vernos. Todos esperamos que la situación mejore para poder vivir una vida normal. Y nosotras, que estamos en la casa de Formación en Taipa-Macao, esperamos ver el regreso de nuestra superiora, la Hna. Begoña.

 

Permítanme concluir con las palabras de aliento de San Pablo: “Alégrense siempre, oren continuamente, den gracias en toda circunstancia, porque esta es la voluntad de Dios para ustedes en Cristo Jesús” (1 Tes 5, 16-18).

Comunidad Formadora Taipa- Macao

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