Queridas hermanas

Me han solicitado que escriba unas líneas sobre mi experiencia en la comunidad de Quinindé-Ecuador y como me gusta compartir, lo hago.

Llegué a Quinindé el 16 de septiembre de 2020, después de haber estado confinada en Quito, otros seis meses.

Vine buscando mayor compromiso con los rostros empobrecidos de Ecuador y aquí en el Barrio Nuevos Horizontes los he encontrado en la población afroecuatoriana. Con ellos voy haciendo camino, desde pequeñas acciones y que, sin embargo; cobran un gran sentido para quienes participamos en éstas: visitar enfermos. Colaborar comprando un plato de comida que ha preparado una señora, para reunir fondos y pagar los servicios básicos de su casa. Celebrar con los niños la fiesta de los Reyes Magos, acompañarnos como personas adultas en la fe. Etc.

En Semana Santa, tuve el gran regalo de estar presente en dos comunidades rurales, en el Triduo Pascual. Fue de gran sentido para mí; ya que, con temor y temblor, por la pandemia; podía unirme a la Pasión y Resurrección de Cristo, en los rostros sufrientes de estos hermanos, que, con mucha fortaleza y fe, siguen luchando en el campo, para sacar adelante proyectos familiares dignos.

Voy haciendo camino. Conociendo nuevos hermanos y hermanas que aportan a mí fe, perspectivas diferentes. En medio de un paisaje hermoso, con un calor desbordante y con apertura de corazón, recreo mi seguimiento a Cristo, desde este profundo Carisma, legado por nuestros Padre Fundadores.

Edith Ponce Castro

Misionera Dominica del Rosario.

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