“TODO LO HAGO NUEVO”

Transcurridos estos días de encuentro, reflexión, discernimiento y toma de decisiones, llegamos hoy 14 de noviembre, al término de nuestro Primer Capítulo de la Provincia Ramón Zubieta y Les.

Ha sido un tiempo para repensar nuestras opciones, que lo sentimos como un nuevo desafío para seguir recreando los sueños de nuestros Fundadores y así lograr que nuestras comunidades se conviertan en parábolas del Reino, apostando por nuevas relaciones para gestar un futuro más evangelizador, mirando la realidad con los ojos de Jesús y abrazando una humanidad fragmentada, golpeada y sufriente.

Nos sentimos animadas por la persona del Papa Francisco que nos empuja a ser una Iglesia en salida, samaritana y misericordiosa, desde una dinámica sinodal de comunión, participación y misión, con la conciencia de ser parte de un todo que integra la diverso y la diferente, viviendo en pertenencia congregacional la riqueza de ser “don y vida para la misión”

“Todo lo hago nuevo” (Ap. 21, 5) ha sido el lema que nos viene inspirando este largo y fecundo camino de unificación que nos desafía a vivir un profundo proceso de transformación, como María y “las Mujeres del Alba, las de la más radical osadía, las que sostienen la esperanza, aferradas a la promesa, las que caminan rompiendo la noche y en estado de misión le abren boquetes al Espíritu para que pueda entrar y fecundarlo todo” (Horizonte inspirador de la CLAR 2022)

Anhelamos que la divina Ruah nos lleve a vivir con audacia, con una búsqueda incansable y con radicalidad evangélica.

Gracias a nuestras hermanas Raquel y Trini y a todas y cada una de las hermanas participantes del Capítulo, por su aporte especial, su palabra, su gesto, su alegría. Gracias por enriquecernos unas a otras, porque en cada una descubrimos el rostro de dios padre y madre bondadoso, tierno, cercano y alegre.

Gracias a las hermanas de todas las comunidades de Perú, Chile, Bolivia y Ecuador por su presencia orantes, gracias a nuestras hermanas de la Congregación, por todos sus saludos, oraciones, cariño y cercanía. Y por último gracias a tantos amigos y amigas laicos y laicas, comunidades religiosas y hermanos de la Orden que de muchas maneras nos acompañaron y expresaron su cariño y buenos deseos. A todas y todas que Dios les bendiga.

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